lunes, 17 de enero de 2011

[ J ]

Me despierto de sopetón, ya es hora de levantarse y ni siquiera parece que haya conseguido dormir, creo que la noche anterior de tanto pensar en ti me olvidé de como se dormía, pero ahora eso no tiene la más mínima importancia porque aunque el cansancio me dice que me dé la vuelta y me vuelva a acostar yo salto de la cama, me visto con una sonrisa y me imagino que soy la felicidad en persona.
Prefiero no pararme a pensar ni un segundo porque creo que todo va tan bien, que me da miedo que se tuerza y se vaya a la mierda, así que no me paro y trato de que mi mente permanezca siempre en blanco por si acaso en algún momento me veo obligado a detenerme.
Así paso varios días, la misma rutina que no logra aburrirme y de pronto un día, nada ha cambiado pero siento que ya no es como antes. Entonces, desapareces y te llevas contigo todo cuanto por ti he sido y me quedo de nuevo solo y sin poder dormir, todo me recuerda a ti y conecto los cascos para sumergirme en mi puto mundo. Las ganas de olvidarte predominan dentro de mí más que cualquier cosa. Paso la canción y la siguiente me vuelve a recordar a ti, porque en la época en que te conocí, esa era mi canción preferida. Entonces me quito los cascos y me meto bajo las sábanas, abatido. Porque a veces ni la música consigue alejarme de la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario