El viejo tiene 78 años.
El viejo se llama Mario.
El viejo tiene cáncer.
El viejo no es un mentiroso cualquiera.
viernes, 30 de septiembre de 2011
jueves, 29 de septiembre de 2011
miércoles, 28 de septiembre de 2011
martes, 27 de septiembre de 2011
lunes, 26 de septiembre de 2011
domingo, 25 de septiembre de 2011
viernes, 23 de septiembre de 2011
jueves, 22 de septiembre de 2011
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Dicen por ahí que si no estás pendiente de la hora y el reloj marca las 00.00, tienes derecho a pedir un deseo. Normalmente hubiese pedido tu amor, aunque siempre supe que deseaba algo que nunca podría ser mío, sin importar la fuerza y el empeño que pusieras en ello.
Dicen por ahí, que si el reloj marca las 00.00, tienes derecho a un deseo, y yo me lo creo. Básicamente porque hoy no puedo hacer otra cosa que aferrarme a la esperanza y luchar, luchar con uñas y dientes.
Dicen por ahí, que si el reloj marca las 00.00, tienes derecho a un deseo, y hoy yo no pido tu amor, porque sé que no me pertenece. Pero a cambio pido fuerzas y ser feliz. Nada más.
Dicen por ahí, que si el reloj marca las 00.00, tienes derecho a un deseo, y yo me lo creo. Básicamente porque hoy no puedo hacer otra cosa que aferrarme a la esperanza y luchar, luchar con uñas y dientes.
Dicen por ahí, que si el reloj marca las 00.00, tienes derecho a un deseo, y hoy yo no pido tu amor, porque sé que no me pertenece. Pero a cambio pido fuerzas y ser feliz. Nada más.
martes, 20 de septiembre de 2011
Delirios de melancolía.
Debí darme cuenta en el momento exacto. Te regalé miles de segundos que por mis manos se derramaron sin permiso para echarme atrás. Te quise.. Te quiero. Para que voy a negarlo, si puedes mentir a cualquiera menos a ti mismo. Pero ahora más que nunca sé que he cometido un error, o muchos, o una cantidad indefinida y que aun ahora, que me he vuelto fuerte, no me libro de cometer.
Tengo miedo porque no sé cómo serán las cosas. Llevo tanto tiempo tratándote como alguien especial que no sé como tratarte ahora. No sé interactuar contigo.. Pero aprendo rápido, miles de errores son miles de enseñanzas, y ya tendrás tiempo para arrepentirte. Porque puedes jugar con fuego y no quemarte, pero las ampollas siempre están ahí. Y ojalá que dejen huella.
Tengo miedo porque no sé cómo serán las cosas. Llevo tanto tiempo tratándote como alguien especial que no sé como tratarte ahora. No sé interactuar contigo.. Pero aprendo rápido, miles de errores son miles de enseñanzas, y ya tendrás tiempo para arrepentirte. Porque puedes jugar con fuego y no quemarte, pero las ampollas siempre están ahí. Y ojalá que dejen huella.
lunes, 19 de septiembre de 2011
Como nunca amé a nadie.
-Te quiero.
-No te creo..
-Déjame que te lo demuestre-susurró mientras enlazaba su mano con la mía-He cambiado.
-No te creo..-repetí.
-No hace falta, sólo.. prométeme que estarás conmigo, siempre.
-No puedo.
Suspiré, busqué en mis bolsillos un cigarrillo suelto pero las manos me temblaban tanto que la torpeza me impidió encontrarlo.
“Valor”, si no lo hago ahora volveré a caer.
-No puedo.. no puedo porque volverás a hacerme daño, no puedo porque no te creo, porque nunca te has arriesgado por nada ni por nadie y sé que esta vez no va a ser diferente. No puedo vivir ocultándome, y estaba preparado para hacerlo por ti. Pero ya no puedo..
-Déjame demostrártelo-suplicó.
-No. No puedes derramar un número que se aproxime a la cantidad de lágrimas que he derramado yo por ti, no puedes igualar ni por asomo las tardes que he pasado encerrado en casa, con la soledad como única compañía, los ojos cansados de llorar, y mi corazón esperando por alguien que no va a venir. No puedes..
-Dime que no me quieres.
Suspiré, clavé mis ojos en los suyos y lloré. No como solía hacerlo normalmente encerrado en la oscuridad de mi habitación. No como un berrinche de crío que llora por algo que jamás podrá tener. Una lágrima y una conclusión.
-No te quiero.
Y por fin mis dedos, dieron con el suave tacto del cigarrillo. Lo saqué, y lo encendí en su cara, contemplando el humo salir tras mis largas bocanadas. Y luego me marché, y me cuidé de que no me volviera a ver. Ahora que estaba pasando por lo mismo que yo, no había razón para sentir lástima por quien no la había sentido conmigo. No había razón. Y como siempre, se dio cuenta tarde de las cosas, que yo luché por su amor, y me quedé en el intento.
sábado, 17 de septiembre de 2011
viernes, 16 de septiembre de 2011
Volveremos a la rutina.
Cada viernes al subir, me encontraré a aquella camarera. Ni siquiera sé como se llama, ni siquiera sé como es porque nunca me he parado a mirarla. Pero sé que estará ahí, me mirará desafiante cada noche al subir a casa. Sé que exprime mis pasos, que le importa una puta mierda lo descarada que pueda llegar a parecerme. Supongo que cada día estará ahí, junto a la puerta del restaurante, mirando desafiante a cada loco que se atreve a pasar. Algún día la echaré un vistazo, sabe demasiado de mi vida como para que yo empiece a averiguar.
jueves, 15 de septiembre de 2011
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Doña desesperanza llama a mi puerta.
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y mira que me he chocado, que me he caído y me he vuelto a levantar, pero ya no me quedan fuerzas ni para enfrentarme a tu mirada.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Sabes si sientes que nunca le has importado, que nunca luchó por ti, que nunca lo habría intentado. Siquiera. Me perdí en mil palabras y todas y cada una de ella pesaron más que mi propio valor, que mi propia fuerza y mis ganas de sonreírle a la vida. Porque tenía ganas, juro por dios que las tenía. Y al fin y al cabo, me duele porque no te echo la culpa, me duele porque no te odio y me duele porque nunca podré hacerlo.
Tú.. me echas en cara si me paso de la ralla, si fumo más de la cuenta, si hago cosas aunque luego me arrepienta. Tú.. opinas sobre mi vida y no me dejas a mi hacerlo con la tuya. Decides cada momento especial, decides cada movimiento a escondidas y cada gesto de despedida que me deja con ganas de más. De un más que nunca tuve y, seamos sinceros, nunca tendré. Pero que ahora que intento olvidarte, no sabes lo difícil que es verte y no poderte besar. Aunque sé que tú no tienes los huevos que hacen falta, ni yo la poca vergüenza de robarte lo mínimo que me merezco.
Y un beso hubiese bastado para cambiarlo todo. Y siento que si desaparezco de este puto mundo no te importará una mierda. Y siento que no puedo hacer más que luchar por todo lo que tengo y no quejarme de lo que me falta.. de lo que me faltas.. pero no.. no importa. Solía ser débil, pero ahora soy duro como hierro. O al menos, creía serlo.
Tú.. me echas en cara si me paso de la ralla, si fumo más de la cuenta, si hago cosas aunque luego me arrepienta. Tú.. opinas sobre mi vida y no me dejas a mi hacerlo con la tuya. Decides cada momento especial, decides cada movimiento a escondidas y cada gesto de despedida que me deja con ganas de más. De un más que nunca tuve y, seamos sinceros, nunca tendré. Pero que ahora que intento olvidarte, no sabes lo difícil que es verte y no poderte besar. Aunque sé que tú no tienes los huevos que hacen falta, ni yo la poca vergüenza de robarte lo mínimo que me merezco.
Y un beso hubiese bastado para cambiarlo todo. Y siento que si desaparezco de este puto mundo no te importará una mierda. Y siento que no puedo hacer más que luchar por todo lo que tengo y no quejarme de lo que me falta.. de lo que me faltas.. pero no.. no importa. Solía ser débil, pero ahora soy duro como hierro. O al menos, creía serlo.
Lanzamiento estúpido al estúpido vacío.
Si tengo que arriesgarme, me arriesgaré con todas y cada una de las consecuencias que esto conlleve. Pero no me pidas que te quiera incluso antes de empezar, porque nunca nadie tropieza con la misma piedra doz veces. A menos que sea gilipollas.
¿Y tú? ¿Por quién morirías?
Me senté en el suelo como cada tarde desde el día en que te fuiste. Se convirtió en mi rutina, una taza de chocolate en las manos, una mirada perdida, un suelo de vieja madera, una niña adulta que perdió la vida.
Nunca sentí en mi piel lo que es ver marchar a la persona por la que darías la vida, la ves alejarse, y no puedes hacer nada por detener su huida . En un momento te tuve al lado, y al siguiente desapareciste, te vas, me regalas tu huella, pero no soy capaz de seguirte. Me angustio entre lágrimas que no dan soluciones, solo unos ojos llorosos, miles de moratones y un fantasma con quien compartir los días. ¿Qué has hecho de mí? Dime, ¿en qué me has transformado? ¿quién te dio el derecho a robarme la vida y en que momento lo has logrado?
Los golpes estallan en mi cabeza, y me siento incapaz de odiarte. ¿Cuántas veces susurraste diciéndome “yo no quería”? ¿Cuántas veces ahogaste mi vida y me sumiste en la melancolía?
El sentimiento de una niña atrapada en un bucle insano, en un instante te odio y al siguiente de nuevo te amo. Te necesitaba. ¿Tan difícil era de entenderlo? Me enfrenté al mundo por ti e incluso por eso me reprendiste. Cuántas noches gasté en lágrimas, cuántos días en mis sueños tristes. Cuánto tiempo de mi vida te regalé, cuánto del tuyo perdiste.
Y tú nunca.. nunca llegaste a imaginar que ahogué los golpes entre llantos por ocultar la cruel realidad. Que lo habría dato todo a pesar de que tu mano retumbara de nuevo contra mi piel. A pesar de que miles de moratones adornasen mi cuerpo como cada vez que esto nos sucedía. A pesar de que te convirtieras en un monstruo que a duras penas pude reconocer. Buscaste mi perdón y finalmente acabaste huyendo. Te lo habría dado una vez más, pero como las demás veces me robaste el don de la palabra. Abriste la puerta y te marchaste. Te llevaste contigo el pedazo más grande de mi alma. Y ahora no me queda nada, un corazón que se rompe en pedazos y una casa donde esperar tu llegada. Supongo que los golpes no fueron suficientes para derrotar al amor.
Una taza de chocolate en las manos, una mirada perdida, un suelo de vieja madera, una niña adulta que perdió la vida...
Mírame a los ojos y dime que nunca me has querido.
Mírame, doy pena. Soy patético. Me encierro en mi cuarto, me meto en la cama y me acurruco bajo las sábanas como si eso pudiera hacerme sentir mejor. Sonrío por obligación, o tal vez porque quiero hacerlo. Pero no lo sé, y creo que a estas alturas seguiré sin saberlo por siempre.
Trato de mentirme.. ¿crees que lo hago? Realmente.. ¿me miento si me digo que no habrá para ti nadie mejor que yo? Tal vez lo haya.. tal vez nunca fui bueno para ti y quise pensar que así lo era. Me miento. Lo hago a menudo. Pero realmente yo era el único en la tierra diseñado para amarte, para darlo todo por ti, y no recibir nada. Soy un premio, por más que suene obsceno, creído y egocéntrico. Pero no, sé que la tierra no gira alrededor de mí, y que tú tampoco lo haces, soy yo quién da vueltas en la nada dependiendo de tus pasos. Tú me marcas el camino. Pero te prometo.. te prometo que algún día seré capaz de mirarte a los ojos y no verte como alguien especial. Porque te lo di todo, y no hiciste nada para merecerlo.
Trato de mentirme.. ¿crees que lo hago? Realmente.. ¿me miento si me digo que no habrá para ti nadie mejor que yo? Tal vez lo haya.. tal vez nunca fui bueno para ti y quise pensar que así lo era. Me miento. Lo hago a menudo. Pero realmente yo era el único en la tierra diseñado para amarte, para darlo todo por ti, y no recibir nada. Soy un premio, por más que suene obsceno, creído y egocéntrico. Pero no, sé que la tierra no gira alrededor de mí, y que tú tampoco lo haces, soy yo quién da vueltas en la nada dependiendo de tus pasos. Tú me marcas el camino. Pero te prometo.. te prometo que algún día seré capaz de mirarte a los ojos y no verte como alguien especial. Porque te lo di todo, y no hiciste nada para merecerlo.
domingo, 11 de septiembre de 2011
September.
Eres como septiembre, inesperado septiembre, doloroso septiembre, el final del verano, y el comienzo de una nueva etapa.
Acurrucados en mi cama como siempre hacíamos a expensas de los demás. Sofocando risas en el pecho, me tragué la cobardía y susurré:
-¿Crees que estaría mal si me enamorase de ti?
Nunca contestaste, nunca hubo respuesta excepto las miles de millones que mi mente llegó a inventar.
Tal vez no podías decirme que me amabas porque te quedaban pocos días de vida. Tal vez no podías porque me romperías el corazón. Tal vez porque mañana te marcharías a un lugar a cientos de miles de kilómetros de aquí. Tal vez..
Pero no. La respuesta era mucho más sencilla que todo eso.
Estaba mal, tú no me querías. Y yo me metí en un mundo del que aún ahora lucho por escapar. Tu mundo. Mi mundo. Nuestro mundo.
A ti te faltó el valor para querer, y a mí me faltó para luchar.
-¿Crees que estaría mal si me enamorase de ti?
Nunca contestaste, nunca hubo respuesta excepto las miles de millones que mi mente llegó a inventar.
Tal vez no podías decirme que me amabas porque te quedaban pocos días de vida. Tal vez no podías porque me romperías el corazón. Tal vez porque mañana te marcharías a un lugar a cientos de miles de kilómetros de aquí. Tal vez..
Pero no. La respuesta era mucho más sencilla que todo eso.
Estaba mal, tú no me querías. Y yo me metí en un mundo del que aún ahora lucho por escapar. Tu mundo. Mi mundo. Nuestro mundo.
A ti te faltó el valor para querer, y a mí me faltó para luchar.
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