lunes, 12 de septiembre de 2011

Sabes si sientes que nunca le has importado, que nunca luchó por ti, que nunca lo habría intentado. Siquiera. Me perdí en mil palabras y todas y cada una de ella pesaron más que mi propio valor, que mi propia fuerza y mis ganas de sonreírle a la vida. Porque tenía ganas, juro por dios que las tenía. Y al fin y al cabo, me duele porque no te echo la culpa, me duele porque no te odio y me duele porque nunca podré hacerlo.
Tú.. me echas en cara si me paso de la ralla, si fumo más de la cuenta, si hago cosas aunque luego me arrepienta. Tú.. opinas sobre mi vida y no me dejas a mi hacerlo con la tuya. Decides cada momento especial, decides cada movimiento a escondidas y cada gesto de despedida que me deja con ganas de más. De un más que nunca tuve y, seamos sinceros, nunca tendré. Pero que ahora que intento olvidarte, no sabes lo difícil que es verte y no poderte besar. Aunque sé que tú no tienes los huevos que hacen falta, ni yo la poca vergüenza de robarte lo mínimo que me merezco.
Y un beso hubiese bastado para cambiarlo todo. Y siento que si desaparezco de este puto mundo no te importará una mierda. Y siento que no puedo hacer más que luchar por todo lo que tengo y no quejarme de lo que me falta.. de lo que me faltas.. pero no.. no importa. Solía ser débil, pero ahora soy duro como hierro. O al menos, creía serlo.

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